Año XX. Edición 117. Mayo Junio 2023
Ectoparásitos en perros y su papel como vectores.
PALABRAS CLAVE > ectoparásitos > zoonosis > vectores > antrópodos > pulgas > garrapatas
Departamento Técnico Lapisa.
Animales de Compañía México
Introducción
Los insectos y muchos otros artrópodos pueden representar una molestia para perros y humanos (Dantas-Torres y Otranto, 2016). Entre los ectoparásitos, los artrópodos que se alimentan de sangre representan el “epítome” de los organismos heterótrofos. Literalmente, el término “parásito”, se refiere a la acción de alimentarse a expensas de su huésped (del griego: para-(junto a) + sitos (trigo y, últimamente, alimento) (Otranto, 2018). Las enfermedades transmitidas por vectores son causadas por virus, bacterias, protozoos y helmintos parásitos, que se transmiten durante las actividades de alimentación de los artrópodos hematófagos o, en algunos casos, cuando se ingiere el propio artrópodo (Irwin, 2013). Estos patógenos transmitidos por vectores han secuestrado la biología, ecología y hábitos de alimentación de sangre de los artrópodos, estableciendo una estrecha relación con estos últimos, que es fundamental para la infección y supervivencia en el huésped final (Otranto, 2018). Las garrapatas, las pulgas y los flebótomos son vectores de las enfermedades caninas transmitidas por vectores más importantes (Irwin, 2013). Incluso si el papel de los perros como reservorios de algunos de estos patógenos no está bien establecido, el control de las enfermedades caninas transmitidas por vectores es deseable y eventualmente puede reducir el riesgo de exposición a patógenos en humanos (Dantas-Torres y Otranto, 2016).
Pulgas
Rickettsia
Rickettsia typhi y Rickettsia felis son patógenos que causan enfermedades febriles agudas e indiferenciadas en todo el mundo (Blaton y Walker, 2017). Estos organismos son pequeños cocobacilos gramnegativos obligatoriamente intracelulares transmitidos a los humanos por las pulgas (Caravedo et al., 2021). En el grupo que ocasiona el tifus se encuentra la especie Rickettsia typhi, causante del tifus múrido o endémico (Martínez-Ortíz et al., 2016). Es adquirida por pulgas mientras se alimentan de ratas rickettsémicas. El organismo infecta el epitelio del intestino medio de la pulga y se elimina en las heces, donde se transmite a los humanos mediante la inoculación de heces de pulga cargadas de R. typhi en heridas por mordedura de pulga o membranas mucosas (Blaton y Walker, 2017).
Las ratas son el principal mamífero huésped y las pulgas de rata (Xenopsylla cheopis) son el vector. Las zarigüeyas (Didelphis virginiana) son animales sinantrópicos, en estrecha relación con las viviendas y actividades humanas que con frecuencia están infestados de pulgas de gato (Ctenocephalides felis). Esta especie de pulga es muy ubicua y se encuentra comúnmente parasitando animales de compañía (gatos y perros), así como humanos, por lo que los perros pueden actuar como portadores de pulgas de gato infectadas. Varios trabajos han identificado perros seropositivos en localidades con casos humanos o en áreas endémicas, y otros han detectado ADN de rickettsiosis a partir de muestras de sangre (Caravedo et al., 2021).
Rickettsia felis se considera ampliamente como un patógeno humano emergente asociado con la enfermedad rickettsial conocida como fiebre maculosa. La pulga del gato, Ctenocephalides felis, funciona como huésped reservorio primario y vector de Rickettsia felis, transmitiendo el agente tanto vertical (hasta 12 generaciones) como horizontalmente, ya que se ha informado la transmisión transovárica directamente de la hembra a la progenie en colonias de pulgas de gato infectadas con R. felis a pesar de la ausencia de una ingesta de sangre infecciosa. Las pulgas del gato transmiten horizontalmente R. felis a perros a través de la alimentación, aunque no se ha descartado que R. felis permanezca infecciosa en heces de pulgas de gato en las que se ha detectado R. felis transcripcionalmente activa (Blaton y Walker, 2017; Fongsaran et al., 2022; Minahan et al., 2023).
Tabla 1. Especies de Bartonella que infectan a perros y gatos con potencial zoonótico, incluido el reservorio primario, el huésped accidental y los vectores (Alvárez-Fernández et al., 2018).
Bartonella
Un total de 30 especies diferentes pertenecen al género Bartonella y al menos 13 especies o subespecies son zoonóticas. Bartonella es un género de Alphaproteobacteria dentro de la familia Bartonellaceae. Son pequeñas, delgadas, cortas y ligeramente curvadas, gramnegativa, hemotrópica (parasitan los eritrocitos y las células endoteliales) y bacterias en forma de bastón. Bartonella spp. se consideran importantes patógenos emergentes en perros en todo el mundo. Entre las especies que se sabe que infectan a los humanos, nueve especies se han documentado en perros a través de aislamiento de cultivo o métodos basados en ADN: B. clarridgeiae, B. elizabethae, B. henselae, B. koehlerae, B. quintana, B. rochalimae, B. vinsonii subesp. berkhoffii, B. volans (incluidas las parecidas a volans) y B. washoensis (Tabla 1) (Alvárez-Fernández et al., 2018; Lannino et al., 2018).
Las pulgas son particularmente importantes en la transmisión de especies de Bartonella de mascotas a humanos debido a su amplia diseminación. La especie más extendida es la pulga del gato Ctenocephalides felis. La transmisión por vectores ocurre de dos formas principales: 1) la inoculación de heces de artrópodos contaminadas con Bartonella a través de rasguños o mordeduras de animales o por contaminación autoinfligida de heridas inducidas por el huésped al rascarse irritando las mordeduras de artrópodos. Es importante tener en cuenta que también son posibles los modos de transmisión no vectorial, como la transmisión por pinchazo de aguja a veterinarios o por transfusión de sangre (Alvárez-Fernández et al., 2018; Lannino et al., 2018)
Garrapatas
Babesia y Hepatozoon
Los protozoos patógenos de perros transmitidos por garrapatas más comunes son Babesia y Hepatozoon. Específicamente, Babesia gibsoni, Babesia canis, Babesia rossi y Babesia vogeli son agentes causantes de la babesiosis canina (fiebre biliar). B. canis se transmite por Dermacentor reticulatus. Las otras dos especies, B. rossi y B. vogeli, son transmitidas principalmente por Haemaphysalis leachi y Rhipicephalus sanguineus sensu lato (s.l.), respectivamente (Ogbu et al., 2018).
Una comida de sangre transmite los esporozoitos de la glándula salival de la garrapata a un nuevo huésped, donde el ciclo de vida del protozoo se completa mediante la replicación asexual o merogonía dentro de los eritrocitos. Puede ocurrir transmisión transestadial y transovarial y las garrapatas siguen siendo infecciosas durante varias generaciones (Halder y Gupta, 2021). La babesiosis puede ocurrir por transmisión por picadura de garrapatas (modo más común), transmisión directa a través de transferencia de sangre por mordeduras de perros, transfusión de sangre o transmisión transplacentaria (Ogbu et al., 2018).
Hepatozoon (produce hepatozoonosis) está conformado por cerca de 300 especies ampliamente distribuidas a nivel mundial (Cala et al., 2018). Hepatozoon canis y Hepatozoon americanum (Figura 1) son los agentes de las hepatozoonosis caninas. La transmisión difiere de otros patógenos transmitidos por garrapatas porque la infección del perro se produce por la ingestión de una garrapata que contiene ooquistes maduros en el hemocele. Las ninfas de R. sanguineus adquieren la infección después de alimentarse de un perro infectado. Después de la transmisión transestadial, la etapa adulta de la garrapata es infectiva para los perros a través de la inoculación oral. Su especie vectora de Hepatozoon canis es R. sanguineus, mientras que para H. americanum es Amblyomma maculatum. También se han detectado ooquistes de H. canis en otras especies de garrapatas, incluidas Rhipicephalus microplus, Haemaphysalis longicornis y Haemaphysalis flava. No se encuentran reportes de transmisión por medio de la saliva de los invertebrados hematófagos, como ocurre en otras enfermedades hemoparasitarias (Cala et al.,2018; Ogbu et al., 2018; Schäfer et al., 2022).
Figura 1. A) Mórula de Ehrlichia canis (flechas) dentro de monocitos, B) Piroplasmas de Babesia vogeli dentro de los eritrocitos y C) Gamonte de Hepatozoon americanum (flecha) dentro de un leucocito. Tinción de Wright-Giemsa, aumento, 1000× (Starkey y Little, 2015).
Además de la transmisión vectorial (ingestión de una garrapata), la vía de transmisión adicional de Hepatozoon spp. incluye la depredación de animales infectados, aunque esto no se ha descrito para H. canis. La transmisión intrauterina de H. canis se ha demostrado en un estudio en el que se observaron gamontes de H. canis en frotis de sangre periférica en el 79 % de cachorros de un total de seis partos a los 16 a 60 días después del nacimiento (Schäfer et al., 2022).
Ehrlichia y Anaplasma
La ehrlichiosis y la anaplasmosis son causadas por miembros de los géneros Ehrlichia y Anaplasma, respectivamente. Ambos géneros contienen organismos intracelulares obligados pequeños, pleomórficos, Gram negativos, y pertenecen a la familia Anaplasmataceae, orden Rickettsiales obligadas (Rovid, 2013) Son patógenos transmitidos por garrapatas de una amplia gama de huéspedes vertebrados, incluidos los humanos (Starkey y Little, 2015; Ojeda et al., 2019). Anaplasma phagocytophilum genera una enfermedad conocida como anaplasmosis o anaplasmosis granulocítica (Ogbu et al., 2018). En A. phagocytophilum las garrapatas Ixodes (I. scapularis e I. pacificus) son responsables de la transmisión. Mientras que para A. platys se considera a Rhipicephalus sanguineus el vector (Starkey y Little, 2015).
La ehrlichiosis también se conoce como rickettsiosis canina, fiebre hemorrágica canina, tifus canino, enfermedad del perro rastreador y pancitopenia canina tropical (Ogbu et al., 2018). El género Ehrlichia contiene una serie de especies patógenas como E. muris-like, Ehrlichia canis, E. chaffeensis y E. ewingii, todas transmitidas por garrapatas Ixodidae (Starkey y Little, 2015; Ojeda et al., 2019). Ehrlichia canis es el agente causal de la Ehrlichiosis Monocítica Canina (EMC), que es transmitida por R. sanguineus (principal vector), aunque también puede transmitirse experimentalmente por Dermacentor variabilis y se han sugerido otros vectores secundarios, como Amblyomma cajennense. Amblyomma americanum es el vector más importante tanto para E. chaffeensis como para E. ewingii. Los vectores secundarios como D. variabilis y R. sanguineus podrían tener un papel menor en la transmisión a humanos y animales domésticos. En México la seroprevalencia nacional de E. canis varía de 33.1% a 74.3% (Rovid, 2013; Ojeda et al., 2019).
Se cree que la transmisión transestadial es importante en los ciclos de vida de Ehrlichia y Anaplasma spp. Almacenado en el intestino medio y la glándula salival de una garrapata infectada, el agente se transfiere a través de la saliva de las garrapatas que transportan el patógeno al huésped durante la ingestión de sangre. Si se infecta mientras se encuentra en la etapa larval, la garrapata retiene el patógeno durante los siguientes dos estadios de vida y puede inocular a los huéspedes durante las comidas con sangre tanto en la etapa de ninfa como en la de adulto en la transmisión transestadial. Anaplasma y Ehrlichia pueden transmitirse ocasionalmente por otras rutas, especialmente en procedimientos médicos que transfunden sangre o médula ósea (Rovid, 2013; Ogbu et al., 2018).
Borrelia
Borrelia pertenece al género Borrelia dentro de la familia Spirochaetaceae, que también incluye los géneros Treponema, Cristispira y Spirochaeta (Krupka y Straubinger, 2010). Borrelia burgdorferi es el agente causante de la enfermedad de Lyme en perros y humanos y es transmitida por garrapatas Ixodes (I. scauplaris e I. pacificus) (Starkey y Little, 2015). Las garrapatas se infectan al alimentarse de huéspedes reservorio durante su ciclo de vida de 2 a 3 años (Krupka y Straubinger, 2010). Los perros y los humanos se infectan a través de la picadura de una garrapata vector infectada como larva o ninfa mientras se alimentan de un reservorio de vida silvestre (Little et al., 2010). Casi la única forma de transmisión natural a un huésped vertebrado es por la picadura de una garrapata infectada, aunque los datos experimentales han confirmado la presencia de ADN y anticuerpos en cachorros nacidos de una perra que fue inoculada con aguja e infectada con Borrelia antes de la gestación (Krupka y Straubinger, 2010).
Mosquitos
Entre los nematodos transmitidos por mosquitos con potencial zoonótico, Dirofilaria repens y Dirofilaria immitis (Spirurida: Onchocercidae) juegan un papel importante desde una perspectiva de salud pública (Capelli et al., 2018). Estos mosquitos hematófagos pertenecen al:
Phylum: Arthropoda
Clase: Insecta
Orden: Diptera,
Suborden: Nematocera,
Familia: Culicidae
Géneros: Aedes, Anopheles, Culex y Taeniohynchus
Romero-Rodríguez et al., 2019).
Dirofilaria immitis causa una enfermedad grave (dirofilariosis) en perros y otros carnívoros y ocasionalmente infecta a humanos, mientras que D. repens generalmente causa una infección subcutánea no patógena en perros y es el principal agente de la dirofilariosis humana (Capelli et al., 2018). Los principales factores que condicionan la difusión de la enfermedad son ambientales, tales como la temperatura y la humedad; además, depende de la densidad de los mosquitos vectores y de la presencia de los huéspedes definitivos en los que el parásito completa su desarrollo y se reproduce. La microfilaria circula en el torrente sanguíneo, pero no puede desarrollar gusanos adultos sin pasar por un huésped intermediario, “el mosquito”. Cuando el mosquito pica a otro perro las larvas entran a través de la herida del pinchazo producido por el insecto (Klinge et al., 2011).
Flebótomos
La leishmaniasis es una enfermedad transmitida por vectores causada por protozoos intracelulares obligados del género Leishmania que afectan el sistema reticuloendotelial de los mamíferos (Ngouateu y Dondji, 2022). Se encuentra entre las 10 principales enfermedades tropicales desatendidas, responsable de 12 millones de personas infectadas, de 0.9 a 1.6 millones de casos nuevos cada año, entre 20,000 y 30,000 muertes y 350 millones de personas en riesgo de infección. En México, el 99% de los casos registrados cada año corresponden a leishmaniasis cutánea localizada (LCL) causada principalmente por Leishmania (Leishmania) mexicana (Canché-Pool et al., 2022a). Los vectores de Leishmania son dípteros hematófagos de la familia Psychodidae, subfamilia Phlebotominae (Canché-Pool et al., 2022b). Se transmiten principalmente por la picadura de flebótomos hembra (Ngouateu y Dondji, 2022). El principal vector de L. (L.) mexicana en México es el flebótomo Bichromomyia olmeca olmeca. Sin embargo, otras especies de flebotomos como Lutzomyia cruciata (Coquillett), Psathyromyia shannoni (Dyar) y Psychodopygus panamensis (Shannon) también pueden actuar como vectores (Canché-Pool et al., 2022a).
Se han reportado más de 80 especies de varios órdenes de mamíferos infectados con Leishmania. Sin embargo, la mayoría de los mamíferos actúan como "huéspedes sin salida", es decir, desarrollan niveles bajos de parasitemia y no pueden transmitir los parásitos a los flebótomos susceptibles.
Pocas especies de mamíferos pueden actuar como huéspedes reservorio dado que pueden mantener valores suficientes de parasitemia y por períodos más largos para infectar vectores de manera eficiente (Canché-Pool et al., 2022b). En México, los roedores de algunas especies se han asociado como hospedadores de parásitos Leishmania en focos de transmisión, sin embargo, el ciclo de transmisión también podría atribuirse a los animales domésticos ya que estudios encontraron evidencia serológica de L. (L.) mexicana, L. (V.) braziliensis y L. (L.) infantum en poblaciones expuestas de perros y gatos (Canché-Pool et al., 2022a).
Al ingerir sangre de un perro infectado (Figura 2), un flebótomo puede infectarse con parásitos Leishmania. En una ingesta de sangre posterior, el flebótomo puede transmitir parásitos de Leishmania a un huésped humano susceptible. Tenga en cuenta que el vector transmite el parásito al huésped humano, que puede desarrollar leishmaniasis o no, dependiendo de varios factores relacionados con el huésped (p. ej., edad, estado nutricional, genética) y el parásito (p. ej., especie, cepa) (Dantas-Torres, 2007).
Referencias
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